En el p. medio de ninguna parte… allá por el día 9 o
10 de ruta, junto a la frontera Arizona-Utah y enclavado en una reserva Navajo
es donde vamos a encontrar una de esas imágenes que perseguimos desde que
empezamos a rumiar este viaje. Si logramos apartarnos de toda la parafernalia
chorra para el turista, en Monument Valley saborearemos la esencia definitiva
del Coast to Coast, en un paisaje irrepetible fruto del trabajo incansable del
agua y del viento a lo largo de millones de años.
Henorme
Monument Valley no es realmente un valle, sino una vasta
llanura a más de 200 Km de la ciudad más cercana. Mundialmente conocido por
estas montañas o mittens (manoplas) de 300 m de altura aisladas en medio del
desierto arenoso, que son los últimos restos de la gruesa capa de roca arenisca
que hace tiempo cubría toda la zona.
La ruta que nos hará llegar aquí todavía está por discutir,
no sabemos si dar un poco más de rodeo entrando por la I-40 desde el sur, dejándola
en Gallup y tomando luego la 191 hacia
el norte; o si meternos más por el norte de Nuevo Mexico, Farmington,
acercarnos a hacer el chorras al Four States Corner y desde allí meternos en
Monument Valley… seguramente tomaremos la decisión sobre la marcha, con un mapa
de carreteras en la mano y preguntando al gasolinero de turno. En cualquier
caso, a unas 13 millas al norte de la frontera Arizona/Utah tenemos esta foto
imprescindible.
Seguro que también habéis tenido esto de fondo de pantalla alguna vez...
Lo primero que observaremos desde la carretera es el Visitor
Center del Navajo Tribal Park, en el que sólo trabaja personal de la tribu
Navajo. Aquí, además de coger un poco de fresquito (en el parque se han alcanzado máximas de
hasta 60ºC), se pueden ver fotografías y exposiciones sobre las películas que
han utilizado el parque como telón de fondo.
Este paisaje ha sido el escenario de incontables escenas de
western (y no tan western): John Ford venía mucho por aquí a gastar cinta, la
Diligencia o Centauros del desierto (aquí arriba) pueden ser las que más nos suenen… y entre
los no western tenemos: 2001 Odisea en el espacio o Easy Rider con escenas
por aquí, Regreso al futuro III, Forrest Gump, Thelma & Louise (aquí
también), Misión Imposible II…
Aunque la vista es alucinante desde la lejanía sin necesidad
de salirse del asfalto, muchos rincones espectaculares se esconden en el
corazón del parque. Tenemos que meternos por un camino de tierra bacheado, que
serpentea durante 27 Km entre los mittens (previo pago de $5 por barba a los
indios, claro). Dicen que se tarda en recorrerla unas 2-3 horas… vale, nosotros
tardaremos 45 min. Por fin le daremos uso al 4x4 del coche, que a estas alturas
estará mirándonos con cara de poker tras tragarse 2000 millas de aburrido
asfalto pensando: “Y no os valía un maldito Crown Victoria para hacer esto,
mamarrachos?”
Mientras tragamos polvo rojizo por la pista conocida como
The Valley Drive, conoceremos uno a uno los pies de las formaciones que
conforman el paisaje, y podremos fundir la cámara de fotos desde todos los
ángulos.
Lo primero que nos
encontraremos serán los mittens y el Merrick Butte. Aquí debajo el East Mitten
El West Mitten (se parecen un huevo, si…)
Y el Merrick Butte
Tras un giro a la derecha, el entorno se vuelve aún más
rojizo. Aquí aparece el Elephant Butte
Enfrente del Elephant Butte tenemos las Three Sisters
Más adelante llegamos al John Ford’s Point. Esto no es una
formación espectacular, sino un promontorio en el borde de una meseta que
domina el paisaje que acabamos de dejar atrás. Aquí tenemos un parking enorme,
joyería navajo, souvenirs, y la posibilidad de hacernos una foto como esta por
$2 (por mi parte no, gracias… pobre bicho)
Avanzando un poco más encontramos (un poco alejado de la
pista) el El Totem Pole, de 150 m de alto y unos 12 de ancho.
Tragando un poco más de polvo llegamos a los otros dos
miradores espectaculares del parque, menos folloneros que el de John Ford,
Artist’s Point y North Window.
Y justo antes de cerrar el lazo que hace la pista y llegar
al John Ford’s Point de nuevo, veremos The Thumb.
Como información para turistas modelo, las bebidas
alcohólicas están prohibidas dentro del parque, así como goriladas como
encender fuego o ponerse a hacer drifting con el coche… nada que no caiga por
su propio peso, vamos. Tampoco se puede tocar plantas o animales, aunque
sabiendo que por aquí pululan a sus anchas serpientes de cascabel y
escorpiones, igual si a alguien le pasa algo es que la selección natural está
haciendo su trabajo y hay que respetarla…
Ah, y si ves al típico indio navajo y le haces una foto,
afloja propina. En pleno siglo XXI, a pesar de que el indio en cuestión haga
muy bien el papel de profundo reflexionador y por muchas plumas y cueros que el
tío lleve encima, está deseando ponerse unas bermudas y correr a actualizar su
perfil de Facebook en su Iphone… es su trabajo, no te engañes.
Con este radiotelescopio en la frente intercepto todas las transmisiones del área 51...
Como apunte cultural para ganar alguna partida al trivial, recordad que los indios “disfrutan” de una relativa independencia
respecto a los EEUU en reservas como ésta (tienen sus propios poderes
ejecutivo, legislativo y judicial), aunque se percibe un escalón brutal entre
los niveles de vida a un lado y otro de la frontera. Y es que desorbitados
niveles de desempleo y mucha afición a la botella lastran el modo de vida de
esta gente.
La policía Navajo conduce un Tahoe... WTF?
En cualquier caso, se han respetado sus territorios sagrados como este Monument Valley, y los Navajo lo han montado de manera que es un río de pasta desde 1958. A nosotros realmente esta situación nos va a dar un poco igual, aunque sean "otra nación", no nos van a pedir el pasaporte en la puerta del parque, ni habrá sala para tactos rectales, ni nada de eso... tan sólo veremos que nuestro pase-para-todos-los-parques-nacionales-de-USA aquí no vale, y habrá que pagar de nuevo para entrar. Una pequeña puñaladita más al bote, qué se le va hacer...
Amplía estas dos, merecen la pena
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