Como bien dice Mick en su entrada anterior, comienza a olerse
la primavera. Este calorcillo que está llegando se va a quedar con nosotros
hasta que volvamos del Coast to Coast… esto empieza a sonar muy bien.
En esta entrada y la siguiente volvemos a escribir sobre los
días 9-12 del viaje, rodando por Utah, donde se nos va a acumular el trabajo entre
tanto parque nacional, paraje monumental y carretera infinita a través de
paisajes de película. Será por aquí
donde encontraremos alguno de esos tramos que te reconcilian con la conducción.
Aunque conduzcas un troncomóvil yankee hecho a base de airgamboys fundidos,
estas curvas entre estas rocas te van a poner una sonrisa de oreja a oreja.
Si, vamos a pasar por aquí debajo...
... y si, los de cars vinieron por aquí a tomar ideas
Bryce Canyon se sitúa en nuestra ruta entre Arches y Zion,
en el suroeste de Utah. En este caso no hay que separarse mucho de nuestra línea
azul para llegar aquí. Bajando por la UT-89, se toma un desvío a la izquierda
para coger la UT-12. Aparentemente todo está bien indicado para que en menos de
20 millas estemos pasando por la garita de entrada del parque, fundado en 1924. Mapa aquí.
Aunque el nombre puede llevar a engaño, lo que hay que ver
en Bryce Canyon no es un cañón, sino una enorme depresión natural con forma de
paellera sembrada de hoodoos. ¿Que no te haces una idea de lo que es eso? Pues
te vas a la web del parque y lees: que si cueva sin techo, bosque de piedra… y
como seguramente seguirás igual, tiras de google, te vas a las imágenes y sale esto:
¿Y esta movida? La erosión de rocas blandas debajo de rocas
duras con diferentes colores ha dado lugar a estos hoodoos, que pueden llegar a
tener alturas similares a la de un edificio de 10 plantas, y miles de formas
distintas de las que vienen sus nombres (Los tres reyes magos, la princesa
india, el conejo…). Incluso hay arcos
tallados en la roca, aunque no tan espectaculares como los que habremos visto
el día anterior.
Para entrar nos vale el mismo pase que ya nos habremos
sacado para el Arches Park, un bono anual que cuesta $80 por coche, y que
funciona para el resto de parques que visitemos en el viaje. En los parques que
cobran entrada por vehículo, permite pasar al dueño del pase y a los gorilas
que lo acompañan en su coche. En los parques que cobran por persona, cubre al
dueño del pase y a tres pasajeros más, así que en cualquier caso triunfaremos
porque en este punto todavía tenemos por delante Zion, el Gran Cañon, Death
Valley, Yosemite… compensa sacarlo.
Para recorrer el parque, a diferencia de Zion no nos obligan
a usar el servicio de autobús (aunque sí lo recomiendan). Sea como sea, no hay
que planear mucho la ruta, porque sólo hay una carretera que bordea el
anfiteatro y tiene todos los viewpoints bien marcados. Entre ellos aparecen como imprescindibles:
Sunrise Point:
Sunset Point:
Inspiration
Point:
Paria View:
Y Bryce Point, que destaca entre los demás. Es famoso por
los espectaculares amaneceres, si llegamos a la hora adecuada, será el momento
de fundir la cámara. No seas vago y pica para ver esta foto en grande.
No hay que olvidar que en este parque nos estamos moviendo a
más de 2.500 metros sobre el mar, la temperatura máxima en agosto ronda los
80ºF (26ºC) y la mínima los 45ºF (7ºC). Incluso las tablas dicen que hiela unos
cuantos días en este mes. Así que el que vaya de chancletas y camiseta playera,
se confunde. Además es bastante probable que nos caiga un tormentaco típico de
los días de verano avanzado, pasa 2 de cada 3 días en agosto… por lo menos
esperamos que nos pille metidos en el coche.
Desde aquí hasta Zion nos separará poco más de hora y media, seguramente intentaremos ver los dos parques el mismo día, aunque
el madrugón para que no se nos haga de noche en el momento más inoportuno no
nos lo va a perdonar nadie…
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