En primer lugar revisamos el cambio €-$, que lleva un par de meses poniéndose cuesta arriba. Y es que durante gran parte del año pasado superamos 1,4 dólares por euro, aunque ahora acabamos de superar un bajón y estamos a poco más de 1,3. Os dejo la gráfica para que los gurús de la economía puedan prever lo que nos vamos a encontrar en agosto.
Aquí la diferencia entre viajar con el euro a 1,2 dólares (mediados de 2010) o hacerlo con el cambio a 1,5 como estaba hace 6 o 7 meses puede suponer entre 500 y 700 € a añadir (o restar según como se mire) en los presupuestos totales que manejamos por barba. Vamos, ninguna broma. Ahora mismo estamos en el medio de esos dos extremos, creedme que me gustaría, pero no tengo ni idea de hacia dónde va a ir la gráfica dentro de 4 meses.
Otra variable que nos puede dar alguna sorpresa es el precio del galón de gasolina. Normalmente cuando la gente se va de viaje a USA, esto se mira por encima, te hace gracia que todo se mida en galones, y que los consumos se calculen a la inversa en millas por galón… bien, pues a nosotros no nos da tanto igual. Porque para movernos en un motonabo tragón a través de cinco mil millas de carreteras yanquis vamos a quemar mucha gasolina.
Echando un cálculo rápido, vamos a suponer que alquilamos un Grand Cherokee 2011 de 290cv (el 6 cilindros de 3,6 litros). Este pequeño utilitario consume 16 l/100 por ciudad y unos 9 por carretera.
¿Y qué vemos aquí? Pues que las cosas están jodidas, la línea azul roza hoy los máximos históricos, imagino que por la tensión con los iraníes, las amenazas de bloqueo del golfo de Ormuz, el embargo de países europeos y demás rollos. Me parece que sobre esto tenemos poca capacidad de influencia, y como además echarle bourbon al coche sigue siendo más caro, no hay otra que pasar por caja.
La cosa puede variar entre la mejor combinación (dólar débil y galón barato), en la que pagaríamos 45-50 céntimos de € por litro, y la peor de todas (dólar fuerte, los iraníes tocando la minga y el galón por las nubes) en la que podríamos llegar a 90 céntimos por litro. La diferencia está clara: es el doble. Dividiendo entre los cuatro, este aspecto llegaría a pesar unos 120€ más o menos en el bolsillo de cada uno.
Por otro lado, si miramos el mapa de precios por estado, encontramos que en cada condado vamos a llenar el depósito a un precio diferente. Empezaremos con gasolina bastante cara en Miami, algo menos en el resto de Florida, y desde aquí ir encontrándonos gasolineras cada vez más baratas a lo largo de la ruta hasta Nevada. Para terminar, en California nos van a crujir vilmente: pagaremos precios por galón en torno a un dólar superiores a los de Utah, por ejemplo.
Otro tema que nos puede dar la sorpresa son los vuelos, llevamos siguiendo precios y sus tendencias unos cuantos meses, y algo podemos prever sobre el tema.
Sacarse los billetes en cuanto empiezan a estar disponibles -esto es: un año antes del vuelo- suele ser un error. Saben que pueden clavar al que ha decidido con mucha antelación su viaje y busca asegurarse la plaza, de manera que los precios al principio no son nada baratos, luego sí que tienden a bajar hasta 3 o 4 meses antes de la salida, marcan su mínimo por aquí y desde entonces vuelven a subir, y alcanzan los precios máximos la semana antes del vuelo. Lo interesante es que la forma de las gráficas es la misma pongas la salida cuando la pongas, aunque los precios suben, claro. No es lo mismo volar en febrero que hacerlo en agosto.
¿La previsión para el verano? Esto es lo que nos importa, ahora aún estamos bajando antes del mínimo, al que esperamos llegar en las próximas semanas. Con las matemáticas en la mano, habrá que comprar cuando el billete baje un 15% respecto a los ochocientos y pico euros que cuesta ahora. Y por salud mental, no volver a abrir un buscador de vuelos hasta que volvamos.
La última variable es el alquiler del coche, que merecerá una entrada aparte, porque con lo freaks que somos, esta decisión no responde a una fórmula matemática ni a una evolución controlada de precios, con sus gráficos y demás, no. El coche será nuestro quinto compañero del viaje y no sólo vamos a valorar dólares a la hora de escogerlo.
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