lunes, 5 de marzo de 2012

Y EN LOS ÁNGELES SE ACABARON LAS OBRAS (VOL. II)


Nos habíamos parado un momento a tomar una Bud en algún garito de Sunset Boulevard, bien... pues es hora de apurar el último trago para volver a nuestro hierro y a las calles-autopista de Los Ángeles. Bel Air y Beverly Hills esperan más adelante con poco más que ver aparte de mansiones, tiendas de las de camiseta a precio de un sueldo y pepinos aparcados a sus puertas.


A poco que hayas leído este blog, ya lo habrás adivinado: vamos a pasar bastante de la tienda de Prada y Bvlgari y de hacer el tour por la casa de Brad y Angelina... lo que seguramente haremos será comprar una caja de donuts y sentarnos en una esquina cerca de Rodeo Drive a engullirlos mientras la fauna local desfila ante nuestras narices al volante de Ferraris fosforitos, Lambos gloss, Porsches con equipos de sonido de 9000W, RollsRoyces con spinners y con suerte algún Escalade tuneado perseguido por la policía… en fin, cuestión de prioridades. Si continuamos bordeando el valle por Sunset Boulevard, nos damos de frente con Hollywood.




¿Y qué decir de Hollywood que no sepáis ya? Pues poco… la mayor industria cinematográfica mundial, los grandes estudios, los productores, los actores y la pasta están aquí, y además, muchas de las historias que nos han contado suceden en estas calles.


Cada esquina puede sonarnos de alguna película de nuestro top 10 gorilesco: Terminator 1, 2 o 3, todas tienen escenas épicas en algún rincón de Los Ángeles; lo mismo pasa con la saga de Arma Letal; la primera Jungla de Cristal; Reservoir Dogs o Pulp Fiction del amigo Tarantino; L.A. Confidential, Un día de Furia (que ha saltado a nuestro freakstrellato en los últimos meses con su “se acabaron las obras”); Training Day, The Italian Job (la nueva), Collateral… esta gente te levanta en dos días un monasterio tibetano de cartón piedra…¿Por qué iban a coger un avión y moverse de Los Ángeles?


Recorriendo el barrio de este a oeste tenemos Hollywood Boulevard, con sus dos mil y pico estrellas en el suelo, y millones de freaks disfrazados buscando nuestra caridad en forma de dólar a cambio de hacernos una foto con ellos. Pero por muy bueno que sea el disfraz de Chaplin o de Darth Vader, no hay que distraerse, la misión por aquí está clara: hacernos con un mapa de las estrellas, buscar la de Chuache, o la de Stallone, inmortalizar el momento y largarnos.



Se me van a saltar las lágrimas...

Curiosidad frikesca: si os fijáis en el mapa de Los Ángeles gorilesco, las imágenes del satélite del Kodak Theatre están hechas con la alfombra roja montada y toda la parafernalia de la ceremonia de entrega de los Oscar, en Hollywood boulevard con N Highland avenue.


Cerca de Hollywood, trepando por las colinas podemos subir hasta el Observatorio Griffith. Ver un atardecer sobre el Pacífico (a través de los rascacielos del downtown y de la boina de aire marrón) es otra de las top ten things to do en Los Angeles. Aquí tenemos sin duda una foto imprescindible.


El downtown de Los Angeles es como el de cualquier otra gran ciudad yankee, no muy distinto de los que ya habremos visto en Houston o Dallas. En este caso el techo lo pone la US Bank Tower (73 plantas y 310 m), edificio desde el que nos tiramos unas cuantas veces en el San Andreas.


Sin salir del downtown, en la Avenida Figueroa nos encontramos con el Staples Center, el recinto multiusos archiconocido por ser donde juegan los Lakers y los Clippers, o por haber sido escenario para cientos de películas (la última que se me viene a la cabeza es Drive: aquí termina la primera persecución), o por haber albergado eventos como el funeral de Michael Jackson.


Al este del downtown hay un lugar que mira que es feo, pero no me voy a ir sin haberle hecho un par de fotos: el río Los Ángeles, canalizado en hormigón a lo largo de todo su curso a través de la ciudad. Como se puso en la entrada de las 21 imágenes, ésta es una vista inconfundible de la ciudad. Aquí se han rodado horas y horas de carreras y persecuciones (el GT500 de 60 segundos dejando atrás al helicóptero de la policía, el paseo “romántico” de Drive, la carrera de Grease…)




Para terminar hay que hablar de cómo nos vamos a montar la última noche. Al igual que la propia ciudad, la oferta de ambientillo nocturno es enorme. La fauna local en forma de raperos, hipsters, pijas, vigoréxicos y hasta gente medio normal acude en masa a clubs de fama mundial. En Hollywood encontramos garitazos como LAX, Mood, Chateau Marmont (estos son de los de dejar el Aston Martin en la puerta). En el downtown la oferta es muy variada, desde pubs y locales de monólogos o de música en directo hasta clubes “supertrendy-osea”, los empresarios locales están intentando darle un poco de vida a esta zona que hasta hace nada estaba completamente muerta de noche. Y si nos movemos hasta la zona de Venice o Santa Monica encontraremos ambientes más lounge para el plan de saborear un cocktail sobre la playa reflexionando sobre la idoneidad de jubilar tu camaro del 86 y comprarte un Prius. La variedad es enorme, e intentar resumirla en cuatro líneas de un blog es imposible. Encima cuando aún no hemos estado allí…



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