martes, 11 de octubre de 2011

UN PAR DE CONSEJOS SOBRE LA CONDUCCIÓN EN USA


¿Estáis locos, sabéis lo que es eso? ¿8000 Kilómetros en coche? ¡Vais a acabar hasta los huevos de carretera! Sí, sí, y probablemente sí… ¿y qué? Para hacernos una foto en Miami Beach y otra en el Golden Gate sale bastante más barato pillar un par de aviones, eso ya lo sabemos, gracias. Vamos a meternos tranquilamente un cuarto del tiempo del viaje (o más) quemando galones arriba y abajo por la red yanqui de carreteras. 5 o 6 horas de volante cada día, sin contar paradas. Qué paliza dices tú; Fuck Yeah! decimos nosotros.


Como uno de nuestros frikismos es el automovilístico, y vamos a uno de los santuarios del mundo de las 4 ruedas, trataremos de aproximar un poco la cultura americana del coche.

Al ser un país tan joven, no han tenido que arrastrar el lastre de una red diseñada (por decir algo) casi en el Medievo como hemos tenido que hacer por aquí. Con unos estados enormemente extensos y con una densidad de población baja (34 hab/Km2 por los 92 de España), han conformado una red cojonuda de autopistas en forma de malla que recorre los estados de norte a sur y de este a oeste. Las de norte a sur llevan un número impar, desde la I-5 junto al Pacífico hasta la I-95 que discurre paralela a la costa este. Las de este a oeste se identifican con números pares, desde la I-8 junto a México, hasta la I-94 paralela a la frontera con Canadá.


Con todo kiski motorizado desde hace ya casi un siglo, el urbanismo de las ciudades, libre de las ataduras clásicas de este lado del Atlántico, se ha moldeado en torno al coche. Los cascos antiguos prácticamente no existen, y se sustituyen por enormes avenidas. Las autopistas atraviesan las ciudades por el medio, y sirva como ejemplo Los Ángeles, con más de 60 Km de una punta a otra de la ciudad. Si a esto le añades que el transporte público es mucho peor que el nuestro, llegas a la conclusión de que si no tienes coche, estás perdido.

El (hasta hace poco) inagotable petróleo tejano tirado de precio, las grandes distancias, el bigger is better, las apacibles llanuras, el exceso de sitio por todas partes, han dado lugar a una cultura del automóvil muy distinta a la que tenemos por aquí. No descubrimos la pólvora al decir que los coches americanos siempre han sido un par de tallas más grandes que los de aquí, con enormes V8, auténticos sofás en lugar de asientos, suspensiones de gelatina... There’s no replacement for displacement, como suelen decir.

Para muestra un botón, si es que hasta hace nada, el taxi oficial de NY era el Ford Crown Victoria, casi 2 toneladas de acero de Detroit tiradas por un V8 de 4.6 litros, tragándose unos 16 litros a 100.


El ADN automovilístico yanqui dictaba que para qué gastarse los duros en reducir pesos, idear motores más eficientes, o trabajar la aerodinámica si el galón costaba $0,36 en 1970, $0,95 en 1987 o $1,6 a finales de 2008, vamos, algo menos de 0,40€ por litro. (Ahora ronda los 0,65€). Lógico, si te ponen carreteras así, plagadas de radares y el galón a precio de risa, quién coño va a querer viajar en un Lotus Elise, con suspensiones como tablas y ruidoso como una avioneta? Añade que desde siempre han tenido bastante más pasta que el resto del mundo, luego si pueden tener un Cadillac, para qué van a moverse en un 600?

Prácticamente es lo mismo que lo que hacemos aquí con el aceite de oliva, que cuesta 4 veces menos que allí, y se tiran de los pelos cuando nos ven echándolo en plan cerdo en una tostada…


También hay que reconocer que en los últimos 4 o 5 años en USA se está experimentando un boom de los vehículos híbridos, hasta el punto de que hoy en día casi es más cool moverse en un Prius que en un Camaro. Las fluctuaciones en los precios del combustible (como vimos en aquella entrada de julio) la crisis que también ha pegado duro por allí y la creciente conciencia ambiental hacen gran parte del trabajo.

¿Y cómo conducen? Pues bastante parecido a como lo hacemos aquí, la adaptación no es complicada, pero sí hay una serie de normas que te recuerdan que no estás bajo los ojos de la DGT española.

Por ejemplo, los semáforos.


Al llegar a un cruce, el semáforo al que hay que mirar está al otro lado de la calle que vas a cruzar, al contrario que aquí. Todo el mundo que vuelve dice que esto es más cómodo porque no hay que retorcer el cuello mirando hacia arriba cuando eres el primero de la fila. Otra historia, si vamos a girar a la derecha en la intersección, el semáforo en rojo significa lo mismo que una señal de ceda el paso: reducir, mirar, y si no viene nadie, girar a la derecha aunque siga en rojo.

Las limitaciones de velocidad no son “orientativas”, todo el mundo las respeta a rajatabla. Si la señal pone 65 mph, en muchos sitios a 66 te crujen, incluso en los tramos de obras... por tanto, calentones con el acelerador, los justos. Sea como sea, no hay mejor momento para aplicar aquello de allá donde fueres, haz lo que vieres, o lo que es lo mismo, no vayas de espabilao porque igual te conviertes en el capullo del día.


En el caso de que vayan a pararnos, el coche patrulla se colocará detrás de nosotros con los rotativos y/o la sirena. Con toda la calma del mundo, nos detendremos en el arcén, y el agente se detendrá detrás de nosotros. No hay que hacer nada, ni movimientos raros, ni abrir puertas o bajar ventanillas, si no quieres poner nervioso a un tejano de gatillo fácil. Durante unos momentos, minutos incluso, el tío estará comprobando la matrícula con el ordenador, viendo que nuestro coche es alquilado, que no venimos de un destruction derby, ni de empobrecer uranio en una cueva de Afganistán. Luego se acercará, nos pedirá que bajemos la ventana, y habrá que responder a lo que pregunte sin enrollarse, enseñarle la documentación que pida sin hacer el mamón, realmente este no es el momento de buscar la chorrada del día.

Señor agente, si es que mi mujer está de parto...

A ver, más consejos:

Esto es como en Madrid, pero legalizado: no hay un orden de velocidades en los carriles de las autopistas, podremos encontrar camiones tan tranquilos por el carril de la izquierda, o que nos adelanten con toda la normalidad por cualquiera de los lados. Así que ojo a los dos retrovisores. Sí que es cierto que en algunas freeways tienen el carril izquierdo reservado para vehículos de alta ocupación, (+6 y +2 he leído), habrá que enterarse cuando estemos allí.

Por muchos carriles que tengan las autopistas, los atascos pueden llegar a ser monumentales, aquí todo el mundo se mueve en coche, de manera que en las horas punta (7-9 am y 5-7 pm), hay que procurar evitar los accesos a las grandes ciudades. O mentalizarse de que hay que un Coast to Coast no sería lo mismo sin un atascazo guapo y disfrutar de la compañía de un asociado a la NRA en la camioneta de al lado.


Respetaremos siempre los STOP, por lo visto el que va con prioridad no mira a ver si el capullo que viene por la otra vía está atento o no. Como vayas despistado te enganchan bien enganchao.

En las inmediaciones de las escuelas en horario escolar, los límites de velocidad se reducen, y si un School Bus para delante de ti a recoger criaturas (futuros quarterbacks y animadoras), te quedas detrás sin rebasarlo. Saldrá una señal de STOP del lateral del vehículo, y se retirará al reanudar la marcha.


En las glorietas, el carril derecho sólo vale para salir por la primera a la derecha o como mucho ir de frente, y si entras por el izquierdo, se supone que o bien saldrás de frente o hacia la izquierda de la intersección. Casi como aquí…


Esto ya no es una norma, sino más bien recomendaciones con un poco de sentido común: iba a decir que te ahorres la cara desafiante en la carretera, pero mejor directamente no te quedes mirando al del coche de al lado como un merluzo. Ni cuando adelantes, ni cuando te adelantan, ni en los semáforos. A hacer burnouts, al desierto. En un país en el que hay 0,9 armas por habitante no te interesa tentar a la suerte y darle razones al del coche de al lado para que quiera echar una mano a la guantera.

Aunque en este caso costaría un huevo, lo sé...

Quitemos las pegatinas del Rent a Car, no es necesario que todos los Rednecks del condado sepan que hay extranjeros con el coche lleno de maletas durmiendo en tal o cual motel.

Hay que sacarse el Permiso Internacional de conducir, en algunos sitios o con según qué agentes puede valer con el español, pero mejor no tentar a la suerte. Se saca en un momento en cualquier jefatura de tráfico. (Previo pago, cómo no)

Ojo con las autopistas de peaje, que recogen tu hora de entrada y la de salida y como te pases de velocidad funcionan como un radar de tramo y te crujen.


No circules con la luneta trasera tapada con bultos de equipaje.

Para evitar malentendidos, lo mejor es que tanto la tarjeta de crédito con la que se paga el coche, como el voucher de la empresa de alquiler, como el permiso de conducir estén al mismo nombre. Si te paran cuando conducía otro, mala suerte, esperamos que hables un buen inglés de New Orleans.

Una cosa de la que me acabo de dar cuenta, vamos a ir ganándole horas al reloj. De Florida a Texas, una, al pasar a Nuevo México, otra, y una más al cruzar a Nevada/California. Es lo que tiene hacer 8.000 Km hacia el oeste…



2 comentarios:

  1. Menuda currada Jaimito, qué guapo te ha quedado. Por cierto, había muchas cosas que no tenía ni idea...así que este artículo debería ser de obligada lectura para los 4...

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  2. La culturilla general nunca sobra, aunque sólo sea para ganar de vez en cuando al trivial...

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